6.8.08

Belleza urbana

En el subte repleto de gente, una mujer se pintaba las uñas de morado con una precisión de relojero suizo.
Días después, en el colectivo una chica pincita en mano, daba forma a sus cejas delante de Dios y el mundo.

A la una por la destreza, y a la otra por la audacia, me dieron ganas de aplaudirlas.

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